Me gusta decirlo de un modo, ortograficamente no aceptado.
La Trans-Formación.
Y es que durante los años que llevo en la formación holística, es lo que he ido comprobando, en mis alumnos y en mí misma.
Hoy te contaré que sucedió.
Desde siempre he sido risueña, mucho. Y alegre. Con una capacidad innata de resolver, solucionar, y ver la parte positiva de las cosas o sucesos. Pero esto sobre todo, me ha ido ocurriendo con los demás. Claro que así es fácil, verdad?.
Cuando comencé el camino profesional en el yoga, Embarazo, Integral, Hasya (risa), ya entrada en la madurez de mi vida, nunca hubiera creído que los cambios transformadores se iban a producir de un modo tan fluido y sencillo.
El cuerpo, las emociones, la alimentación. Es cierto que uno es como es, y por mucho que alguien se empeñe en mostrarte el mejor de los caminos, no lo tomamos hasta no estar preparados para ello.
Porque la mayor dificultad versa en estar a gusto con lo que hacemos, sea la labor que sea.
Ahora me ciño a lo que ocurrió con el “Hasya Yoga”. Llevaba unos meses de formación en Yoga Integral, estaba experimentando un novedoso efecto sobre mi musculatura y articulaciones, que respondían a los estímulos de oxigenación y tonificación, de un modo espectacular. Al menos para mis expectativas.
Me inquietó un yoga, del que se hablaba poco, a pesar de llevar practicándose desde 1995, y haberse extendido a nivel mundial. El Yoga de la Risa, o Hasya Yoga.
El primer paso, un retiro espectacular, en el que descubrí una risa interior, que distaba de lejos de la que yo acostumbraba a practicar, sencillamente, porque era genuina y natural, pero sobre todo, porque emergía espontáneamente sin razón ninguna.
Así pues, comencé a compartirla, ofrecerla, y sentirla con más gente, para que aquello que me había invadido, llegase de mi parte y mi experiencia vivida a quienes sintiesen la misma inquietud.
Han pasado algunos años, y por el camino, profundicé, para que la red se hiciese más grande.
Son muchas las personas que han formado parte de mi camino y yo el de ellas, con un mismo fin. Recuperar, y no volver a soltar, el derecho a reír.
Esto no es una banalidad, nuestro cuerpo, músculos, cerebro, piel, se favorecen, pero lo que más importante, es el mejor sistema de desbloqueo de emociones, traumas, y demás lindezas, que posee el ser humano.
Demosle el valor que tiene…Vivamos sin soltar un ápice, la mejor herramienta de supervivencia en manos de la Humanidad.
Ojala no nos dé miedo mostrar nuestro tan bello interior.
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